No todo lo que es llevado al límite es bueno.
Me ha pasado qué, no soy una buena persona.
A veces es difícil vivir en las fauces de esta sociedad, esas que me obligan a ser de cierta manera, como no soy, sino quien digo ser.
Amelia es una niña muy tímida y ciertamente retraída,
no es de su gusto hablar con las personas, pero las cosas cambian, esto no fue la excepción.
Nuevo día, nueva escuela; Amelia entró a un colegio de señoritas, esperaban sus padres tuviera suerte allí. El primer día fue complicado, pero lo logró, de hecho logró hacerse de un par de "amigas"
irónicamente, eran las chicas más populares de su colegio, lo cual hizo, más grande el escándalo.
Ellas no hacían nada más que molestarla, le gastaban bromas muy pesadas y la obligaban a hacer cosas muy humillantes, esto según, para ganarse su amistad.
Cierto día, entre clases las chicas decidieron ir al baño para esconderse del prefecto, Amelia no le agradaba la idea, pero tenía que seguirlas aunque, ellas nunca fueron sus amigas, no quedaba de otra ya que, fuera de ellas, ella estaba sola.
Estando en los baños, las chicas con las que Amelia se juntaba, decidieron jugarle una broma, la encerraron en un baño, apagaron las luces y salieron de ahí, Amelia no era entusiasta de la oscuridad - Dicen que suele sacar lo peor de ti- y al estar encerrada, entró en pánico y comenzó a gritar como loca. Sus supuestas amigas no podían parar de reír y, pasadas un par de clases regresaron a ver como estaba.
Lo que encontraron fue desagradable, las paredes del cubículo estaban rasguñadas hasta sangrar, trozos de cabello en el suelo, y sentada en el retrete se encontraba Amelia llorando; Ella les dijo que eso había rebasado el límite de lo que podía soportar y cerró los ojos con mucha fuerza.
Acto siguiente: Las chicas se disculparon con ella, la tomaron de las manos y le dijeron que no volvería a ocurrir, Amelia se sentía aliviada y contenta, es más, tardaron horas hablando en el baño pero, cuando Amelia abrió los ojos, todo fue distinto.
Las risas desaparecieron, y la habitación se llenó de miradas desconcertantes con una pequeña carga de desesperación y llantos de horror... Dentro del baño, yacían los cadáveres de dos chicas, con el cuello torcido, la ropa desgarrada, cubiertas de sangre y llenas de mordiscos que arrancaban considerables segmentos de su piel, Amelia tenía en sus puños lo que parecían ser dos pares de ojos, como si le hubiera sido muy fácil arrancarlos de sus víctimas;La gente que presenció la escena no lo podía creer: La dulce e inocente Amelia había asesinado a dos chicas con sus propias manos...
Sus padres no podían creerlo: Amelia lo ha vuelto a hacer.
Cuando somos llevados hasta el límite, podemos hacer cosas que nosotros nunca hubiéramos imaginado.
0 comments:
Post a Comment