Sunday, August 26, 2012
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El 70% de los conductores que pasa por un control de droga da positivo
Si cada año se producen en España 480 muertes en accidente de tráfico relacionadas directamente con la ingesta de drogas, parece lógico que la DGT no solo controle el consumo de alcohol al volante, sino también el de estupefacientes. Desde el 9 de julio está en marcha una campaña de detección sustancias ilegales a conductores, lo que no quiere decir que hasta ahora la Guardia Civil no haya llevado a cabo pruebas de esta naturaleza.
Es cierto que hasta la fecha el número de controles de este tipo practicados en la provincia burgalesa no han sido muchos, entre otras cosas debido al tiempo que se tarda en llevar a cabo cada análisis -en torno a media hora-. De 40 pruebas practicadas en las carreteras burgalesas desde enero, el 70% de los conductores dieron positivo en alguna sustancia: cocaína, opiaceos (heroína), benzodiacepina (somníferos), cannabis, anfetaminas (speed) o metanfetamina (cristal).
Hay que explicar que estos controles son dirigidos. Es decir, que los agentes del Subsector de Tráfico eligen a las personas que han de pasar por ellos tras observar si presentan algún síntoma externo de haber consumido alguna droga. No es como en el caso del alcohol, donde las pruebas son aleatorias. La Guardia Civil para a todo el mundo, tanto si presentan signos de haber bebido como si no. De ahí que en un fin de semana el porcentaje de conductores sancionados por circular ebrios no llegue en Burgos casi nunca al 2% y en el caso de las drogas alcance ese 70%.
Además, los controles de sustancias estupefacientes se llevan a cabo en días señalados y tras acontecimientos o eventos donde es previsible un consumo más o menos masivo de sustancias ilegales. La salida del Electrosonic, de fiestas de DJ -como la que hubo en Melgar en enero- son lugares elegidos para llevar a cabo este tipo de pruebas.
El material que se utiliza -los bastoncillos colectores- es caro (algo más de 20 euros) y el procedimiento lleva su tiempo, más de media hora por conductor. La Guardia Civil practica dos análisis a los conductores dentro del furgón policial. El primero, de carácter indiciario, se lleva a cabo con un colector -una especie de tubo de plástico con receptor de líquido- que hay que chupar durante unos minutos. Esta muestra se introduce en el denominado drugtest, que es el aparato que indica si da positivo y en qué sustancias. Esta máquina expide un ticket que detalla la presencia de estos seis tipos de drogas en el organismo de la persona.
Después se realiza un segundo test, de contraste. En este caso hay que chupar un bastoncillo colector, cuya muestra es enviada al Instituto de Toxicología de Madrid, que se encarga de dar validez al análisis previo y mide en nanogramos la cantidad de droga ingerida o inhalada.
Un positivo por droga conlleva en estos momentos una multa de 500 euros (250 por prontopago) y la retirada de seis puntos del carné de conducir. El coche del afectado queda inmediatamente inmovilizado -igual que en un control de alcoholemia-. En este caso al infractor no se le realiza una segunda o tercera prueba para observar si le ha bajado el nivel y puede coger el vehículo. Debe ser otra persona -bien que viaje con él y no haya bebido ni se haya drogado, o alguien que venga a buscarle- la que se haga cargo del coche.
Por el momento, la detección de estupefacientes no conlleva ninguna sanción penal, a no ser que la Guardia Civil presente diligencias en el juzgado por haber observado en el infractor signos de conducción temeraria -conducir en zig zag, saltarse un stop, etc. Así como para el alcohol hay fijada una tasa -más de 0,60- que lleva aparejado un proceso penal, en el caso de los estupefacientes, no, pero es posible que en el futuro se establezca.
En caso de que el juez condenara al sujeto éste se enfrentaría a un delito de conducción temeraria, tipificado en el artículo 379.2 del Código Penal. Establece penas de prisión de 3 a 6 meses o multas de 6 a 12 meses cuya cuantía se determina en virtud de la capacidad económica del acusado. También puede ser obligado a realizar trabajos en beneficio de la comunidad. La retirada del carné oscila entre el año y los cuatro.
Igual que en el caso del alcohol, el conductor que se niegue a pasar por una de estar pruebas será castigado a penas de cárcel que van de seis meses a un año y a la privación del derecho a conducir entre un año y cuatro.
Así que tomen nota y aprecien los índices de consumo en España. rget="_blank" ="http://www.diariodeburgos.es/noticia/ZED80B0EB-E23C-90DB-F833C1CCDF5E25A3/20120728/70/conductores/pasa/control/droga/da/positivo">El 70% de los conductores que pasa por un control de droga da positivo
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